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viernes, 14 de marzo de 2014

Information Management: A Proposal. Esa frase, que en la lengua de Cervantes viene a significar "Gestión de la información: una propuesta", y que en principio no parece tener nada de especial, fue la que el científico Tim Berners-Lee utilizó de título en el documento que hizo circular por primera vez por el CERN un 12 de marzo de 1989 con el que sentó las bases para el nacimiento de lo que en la actualidad todos conocemos por el nombre de World Wide Web, una de las tecnologías de más rápida expansión e impacto a nivel social y económico de todos los tiempos.

Así que 25 años hace hoy de aquello, de la liberación de aquél trabajo donde Berners-Lee describió al detalle un nuevo sistema global de hipertexto, cuyo objetivo no era otro que facilitar la comunicación entre los miles de físicos del CERN y la gestión conjunta de los grandes volúmenes de información asociados a sus investigaciones. Sin embargo lo que nadie esperaba, tampoco su creador, es que ese sistema que nació para dar solución a un problema muy específico terminara expandiéndose por todo el mundo cambiándolo en el proceso, justo al igual que el propio sistema.

Y es que la World Wide Web de Berners-Lee del papel, que finalmente cobró vida la navidad de 1990 cuando publicó todas las herramientas necesarias para trabajar en ella junto a la primera página web pública de la historia, poco tiene que ver con la de hoy porque a medida que la misma fue conquistando nuevas cotas de popularidad, iba mutando en aspecto y funcionalidad al mismo tiempo que también alteraba industrias, creaba otras, potenciaba la ciencia y la educación, daba lugar a tendencias mundiales o se convertía en el catalizador de protestas que terminaron con regímenes enteros.

A priori puede parecer exagerado, una historia de Julio Verne, pero no lo es, porque con la WWW la realidad volvió a superar a la ficción en cierto grado. Por ejemplo, si pudiéramos retroceder a principios de los 90 y decirle a un alto ejecutivo de la industria de la música que en dos décadas una web llamada YouTube se convertiría en una de las mayores plataformas de distribución musical, como ha pasado, probablemente nos tacharía de locos.

O imaginemos la cara de sorpresa que habría puesto cualquier editor jefe de alguna de las grandes cabeceras del momento si alguien le hubiera proporcionado entonces una radiografía del actual panorama de la comunicación en el que el papel se ha visto arrinconado por blogs, agregadores y medios nativos, y donde el mensaje de un ciudadano de a pie lanzado al mar de la WWW puede conseguir la misma repercusión mediática mundial que la portada más impactante del New York Times.
Son sólo un par de ejemplos que ilustran el poder de la World Wide Web como fuerza moldeadora de industrias. Podríamos poner otros aunque centrarse únicamente en eso, los negocios, no sería justo ya que como adelantábamos la web ha influido mucho más allá.
Un caso que lo dejó muy claro lo vivimos en España el 15 de mayo de 2011 y sucesivos. Ese día un grupo de 40 personas decidieron acampar en la puerta del Sol de Madrid para protestar por los recortes sociales y exigir cambios profundos en nuestra maltrecha democracia. Sorprendentemente pronto fueron cientos y también surgieron acampadas por el resto del territorio que a su vez culminaron en lo que se llamó Movimiento 15-M, una movimiento ciudadano sin parangón con pretensiones políticas y sociales que en una medida muy importante facilitó la WWW y sus herramientas.
Y de eso, de ejemplos de empoderamiento de los ciudadanos gracias a la World Wide Web, también podríamos poner unos cuantos más. Pero pasemos a otro campo, al de la ciencia mismamente.
Decíamos al principio que la web se inventó con la idea de dar solución a un problema específico que tenía el ecosistema científico del CERN de la época. Es cierto, y lo consiguió, y mucho más porque la tecnología que nos ocupa ha hecho mucho por la ciencia. ¿Cómo qué? Pues desde acelerar investigaciones cruciales con el reclutamiento a través de ella de millones de ciudadanos que deciden ayudar a que avancen, hasta permitir la realización de experimentos sociales y de otras índoles antes imposibles.

Llegados a este punto, y sin tirar del recurso del análisis sesudo o del de los números rimbombantes, queda bastante evidenciado que la World Wide Web ha cambiado la manera de comunicarnos y que sin duda ha sido uno de los factores clave en la transformación de multitud de disciplinas e industrias y en el surgimiento de nuevos sectores, movimiento ciudadanos o tecnologías y dispositivos.

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Lo mejor de todo es que lo ha logrado en tan sólo 25 años de vida, ante lo que cabe preguntarse qué nos deparará en el futuro. Nadie lo sabe, porque por muy bueno que se sea analizando tendencias nadie puede saber cómo será la WWW dentro de otros 25 años, igual que Berners-Lee no imaginó cuando la concibió que sus HTML estáticos se convertirían en las complejas webs de hoy. Lo que sí está claro es que no hay nada grabado en piedra por lo que debemos ser conscientes de la importancia de la web para preservarla ante los ataques constantes de gobiernos y actores varios a los que no les gusta.
Si no lo hacemos, tened por seguro que en otros 25 años la World Wide Web habrá perdido los elementos que la han convertido en lo que es, y con ello desaparecerá una de las cosas más maravillosas de la historia de la humanidad. No lo permitamos y felicitémosla en este hoy su 25 cumpleaños.


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Written by Lovely

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